jueves, 1 de marzo de 2012

Tiki taka o fútbol Made in Spain


Podría decirse que estamos en el 2012 DC como dicen los historiadores, y donde DC significa “Después de Cristo” aunque yo no sé ustedes pero a veces sospecho que DC lo que significa es “De Crisis”. La puta crisis. El PIB se contrae, la cola de parados no deja crecer, la prima de riesgo se dispara, el déficit no se contiene y entre tanto desastre económico las alegrías vienen por la única exportación que aumenta sin parar en nuestro país: El fútbol de la selección.

Iniesta alza los brazos ante Holanda en la final del Mundial
Ayer de nuevo los teóricos suplentes y aspirantes a ir a la Eurocopa dieron otra lección de fútbol de tiki taka o “made in Spain” y le endosaron una manita a la Vinotinto. Cierto que los amistosos no valen para nada pero en tiempos de necesidad cualquier agujero es trinchera y las pequeñas alegrías suben la moral de la tropa. Veía yo el partido con un amigo argentino y coincidía conmigo en que el juego de la roja es excelso, maravilloso, como si fueran verdaderos extraterrestres. “Si España moviera la plata como la selección mueve la pelota… pibe, esos alemanes cabezascuadradas salían huyendo de Europa”.  Por un rato me quedé pensando en las palabras de mi amigo. En economía es España la que copia a Alemania, en fútbol sin embargo son los teutones los que intentan copiarnos aunque en ocasiones como ayer, el intento les salga mal y pierdan con la peor Francia en mucho tiempo.


Luis Enrique protesta un codazo de Tassoti en USA'94
No siempre fue así. Recuerdo un tiempo no muy lejano en el que otro argentino hacía aquella famosa  descripción del fútbol como: “Un juego de once contra once en el que al final siempre gana Alemania”. Ahora sin embargo parece que los que siempre ganan somos los españoles. Ahora los niños no quieren ser Mathäuss, Klinsman, Ilgner, Beckembauer o Müller sino Casillas, Iniesta, Xavi o Silva. La selección siempre tuvo grandísimos jugadores, desde Di Stefano a Kubala pasando por la Quinta del Buitre de los Butragueño, Míchel o Martín Vázquez a los tiempos modernos de los Hierro, Guardiola, Raúl, Valerón o Morientes. Todos ellos jugadores de clase mundial y con palmarés inigualables en sus clubes. Todos ellos queriendo parecerse a esos teutones altos, rubios y hercúleos que lo ganaban todo y que nos parecían de otro planeta. Todos ellos jugadores de leyenda que lo tuvieron todo a su favor para levantar trofeos internacionales… pero que jamás pasaron de los cuartos de final. ¡Ay! ¡La dichosa maldición de los cuartos de final! ¡Cúantos complejos!


Mítica patada  De Jong a Xabi Alonso en la final 2010
Y así llegamos al 2008, aquel año aún cercano en el que Luis Aragonés, al que la prensa quería echar, se atrevió a hacer lo que antes otros solamente podían soñar. Dejar de querer ser como los alemanes y atreverse a ser uno mismo. Con sus virtudes y con sus defectos, con sus filias y sus fobias… y dejando la historia con el nombre del gran Capitán, Don Raúl González Blanco, no en el banquillo de los suplentes sino en el de los acusados. Una injusticia sin duda, pero un sacrificio necesario. Aquel año España rompió en los penaltis la maldición de los cuartos contra Italia, aquella odiosa Italia con recuerdos de Tassoti y sus codazos. Más aún, aquel año la selección se proclamó campeona y lo hizo nada más y nada menos que contra Alemania. Les dimos un baño, una lección de fútbol. Nació el tiqui taca, el fútbol de paredes y desmarques, el de controlar el balón, el fútbol en el que no hacía falta ser rubio y medir dos metros sino que cualquier bajito podía jugar. Nos curamos de mitos y rompimos con los complejos. Así nació el fútbol “made in Spain”. Así fue como nos atrevimos a ser nosotros mismos. Así fue como arrebatamos al cielo la estrella que ahora lucimos en nuestro pecho. Que nunca se nos olvide.

Fútbol y economía no tienen nada que ver y el que escribe debe confesar que en el instituto jamás resolvió una ecuación de segundo grado sin copiarla del examen del de al lado. Quizás no tenga nada que ver, pero a lo mejor España, en lo que a economía y crisis se refiere, también debería dejarse de complejos y tópicos y atreverse a ser una misma. Quizás, solo quizás, haya que dejar de querer ser alemanes para atreverse a ser españoles y exportar el “madein spain” igual que otros exportan su forma de ser y hacer negocios.

La Selección celebrando en España el Mundial conseguido

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