lunes, 14 de marzo de 2011

Sin doping no hay paraíso



Los jugadores de la NBA tienen una actitud altiva y parece que van perdonando la vida a todos los periodistas extranjeros cuando asisten a los Juegos Olímpicos. No me extraña. Hay que ser muy especial e imprescindible para que te dejen participar sin tener que pasar los correspondientes controles antidoping que sí pasan el resto de participantes. Personalmente me parece fantástico. Es más, ojalá siga siendo así ya que de otra manera no veríamos a esas estrellas luchar por medallas porque no acudirían a la cita y me privarían de uno de mis sueños; Ver como España se cuelga el oro en una final ante los “bad boys” que tanto gustan en América.

Alberto Contador, "apartando" a un aficionado
Cuento esta pequeña batallita a colación de que hace poco hemos sabido que sólo 4 jugadores de los más de 360 que juegan en Primera División pasan controles cada jornada. Hemos descubierto que esos controles son sólo de orina, no de sangre, y que además los laboratorios encargados de hacerlos no detectan EPO ni el 70% de las sustancias calificadas como dopantes por las agencias internacionales. Además, no se realizan controles los sábados, día en el que se disputan la mayoría de partidos, especialemente al principio de la temporada, porque: “ Resulta muy caro”. Esto último hay que comprenderlo, pues hablamos de un sector empresarial en el que tres de cada cuatro futbolistas no cobran su nómina regularmente y el gasto en estas chorradas debe ser muy austero.

Ya se han apresurado a decir algunos periodistas y políticos, que no son necesarios esos controles ya que la mayoría de nuestros futbolistas juegan competiciones europeas y allí sí, ¡bendita Europa, qué sería de España sin nuestros vecinos!, se pasan controles rigurosos, exhaustivos y que detectan todas las sustancias prohibidas. Menos mal que en Europa deben de tener el bolsillo lleno y la maquinita de hacer dinero estampando billetes todo el día porque no escatiman en gastos. Está bien este argumento de: “Como ya se encargan en Europa de hacer nuestro trabajo por qué vamos a hacerlo nosotros. Mejor que trabajen ellos”.

Para los que usan este razonamiento les recuerdo dos cosas y les lanzo una pregunta:

En primer lugar, desde hace tres años hemos vivido en España casos como los de Puerta, Jarque, Rubén de la Red o García de la Unión Deportiva Salamanca. Todos ellos jugadores que se desploman en el campo y que o bien acaban muertos o necesitan reanimación para evitar la tragedia. Cierto es que la muerte súbita es un hecho y que aún hoy en día no hay explicación médica. No menos cierto es también que en un colectivo que no llega a 900 trabajadores entre jugadores de Primera y Segunda el índice de muerte súbita y afecciones similares es estadísticamente el más alto de toda Europa y casi del mundo. Al punto de que casi es más peligroso ser futbolista en España que presidente de los Estados Unidos de America. ¿Es este un motivo para realizar más controles antidopajes, o al menos tener unos que sean serios? Probablemente.

En segundo lugar, es ya un secreto a voces los vínculos de nuestro fútbol con ciertos médicos y gurús de la nutrición deportiva que han estado relacionados y están siendo juzgados en casos de dopaje como el célebre Eufemiano Fuentes que ahora es médico del Universidad de Las Palmas. ¿Debería preocuparnos este tipo de individuos y su relación con los clubes? Quizás, aunque sólo fuera para que estas cosas no salieran publicadas en el diario francés L’Equipe y en el New York Times no calificaran a España de “Paraíso del dopaje y los tramposos” día sí, día también.

Ahora que el Real Madrid parece ser que va a pedir formalmente que se realicen controles antidopajes serios, parece que a algunos les ha entrado urticaria y no se entiende bien el motivo. Nuestro fútbol no tiene nada que ocultar, ¿o sí?. Nos encontramos ante la disyuntiva de tener que elegir entre si queremos que prime el deporte y sus valores o el que nos valga sólo con el espectáculo y nos dé lo mismo el qué dirán en el mundo. ¿Queremos ser limpios y hacer controles antidopaje serios para acabar con el sambenito de que somos el paraíso de los tramposos, o nos da lo mismo y nos basta con ganar como a los jugadores de la NBA en los Juegos Olímpicos?

Sea cual sea el rumbo que elija el balompié y haya o no dopaje en el fútbol una cosa es segura: No habrá pérdida de aficionados. Si algo es cierto y en algo no se equivocan las encuestas y estudios, es en que es más fácil cambiar de novia que dejar de seguir a tu equipo. Pocos sentimientos se llevan tan grabados a fuego en el corazón de un hincha como el del amor a unos colores y ni siquiera la lacra del doping podría acabar con eso, porque como decía aquel sabío: "El fútbol es algo mucho más importante".