Por honrado, trabajador y responsable, cien millones de euros;
por limosnas para rezar por las almas de culés y antimadridistas que se mueren de
envidia, ciento cincuenta mil euros; por espinilleras de carbono marcadas de
tacos y patadas para proteger sus piernas, doscientos millones de euros; por
reponer manos y cabezas a la diosa Cibeles por el continuo desgaste de celebrar
siempre allí los títulos, ciento setenta mil euros; y finalmente, por la
paciencia de tener que descender a estas pequeñeces con los periodistas, a los que ha
regalado el trabajo que hoy tienen, cien millones de euros. Dicho esto a título de inventario
para los Fernandos Católicos que hay por ahí que critican a Don Raúl González
Blanco, el Gran Capitán, y le piden cuentas cuando sin él no se podría entender el fútbol español de los últimos 20 años. Ayer volvió a regalarnos una de esas actuaciones que quedan tatuadas en las retinas de los aficionados.
Por cierto, enhorabuena
al Athletic de Bilbao. Los leones están llamados a hacer grandes cosas este
año.