viernes, 4 de marzo de 2011

Patente de corso e insulto


¿Saben ustedes por qué Bill Gates es “yankee” y no español? Sencillo. Porque si Gates fuera español jamás hubiera montado Microsoft en el garaje de su casa. Gallardón se lo hubiera cerrado por no tener permiso del Ayuntamiento, Zapatero le hubiera expedientado por no tener la licencia del Ministerio de Industria y el diario El País le hubiera acusado de ser un especulador informático sin escrúpulos. Así somos, y así es la España que nos ha tocado vivir y claro está que esta forma de ser puede trasladarse también a nuestro fútbol, política y sobre todo a nuestra prensa. 
Bill Gates, con el Boixo Nois de nike y Pep Guardiola

Que el presidente de una Diputación se dedique al insulto público del entrenador del Real Madrid, que como todos sabemos es la principal preocupación de los españoles, lo dice todo. ¿El Paro? ¡Qué coño el paro!, eso son mentiras de las encuestas que siempre se equivocan, a España lo que le importa es que Piqué le haga un hijo a Shakira. No se equivoquen, el fútbol es lo de menos también. A la prensa jamás le importó el balompié, los valores del deporte o la ilusión de los espectadores. Ellos van a lo suyo que es conseguir audiencia en tiempos de crisis, lo demás son daños colaterales.

Esta es la prensa que tenemos, la que nos merecemos por no haberles corrido a gorrazos antes y haberles dado la patente de corso e insulto, que es a lo que se dedican, sin exigirles nada a cambio. Y que a nadie se le ocurra defenderse porque se le tachará de conspiranoico.  Ésta es la misma prensa que critica a Mou por ser resultadista y querer ganar siempre,  aunque sea sin buen juego, pero alaba a un tipo como Pellegrini que dice que tira los partidos y sale a perder en el campo más prestigioso de España porque esa no es su Liga. Claro, está como para elegir, porque su equipo no está en descenso a falta de 12 partidos ni se ha gastado 15 millones de euros en fichajes en el mercado de invierno. Menos mal que no hace puentes el ingeniero, no vaya a ser que lo suyo sea hacer carreteras y haya que lamentar víctimas mortales. Seamos sinceros, el único mérito de Pellegrini en nuestro país es el de ser un tipo servil que jamás se rebeló contra los chicos de los medios aunque tuviera motivos para quejarse. Ni siquiera cuando fue objeto de una encarnizada campaña medíática contra él desde el periódico Marca cuando entrenaba a los blancos. Tarde aprendió el chileno que en la Villa y Corte de Madrid debe llevarse sombrero de ala ancha para ocultar el rostro y capa larga para cubrir los costados de las puñaladas traperas. Y que nadie crea que este individuo y esta actitud de regalar partidos son casos excepcionales. No señor, pues ahí tienen ustedes a Preciado, técnico del Sporting, y su encuentro contra el Barcelona de la primera vuelta, porque si al Madrid le regalan partidos y va segundo en la tabla, qué no le regalarán al Barcelona, líder con autoridad y excelso juego.

Portada ética periodísta de prensa catalana
Esta fauna y flora de mediocres que sin ninguna vergüenza salen derrotados al campo y explican en sala de prensa que reservan jugadores, algo que en Inglaterra se multa con centenares de miles de euros, es lo habitual en nuestra Liga, dónde falta gente como Joaquín Caparrós o Mourinho y sobran pusilánimes como Pellegrini. De toda esta infamia y atentado contra los valores deportivos más elementales tiene mucha culpa la prensa, que en lugar de criticar a gente como el ingeniero chileno sigue empeñada en el insulto gratuito a Mourinho o en buscar noches locas a centrales blaugranas a ritmo de caderas colombianas. Los periodistas ya decidieron que Mou es el culpable de todos los males y no se van a bajar de la burra hasta que lo echen de España o alguien lo mate. ¿Saben la última? En  La Coruña un pirado intentó agredir a Mou con un cuchillo e hirió a un miembro de la expedición madridista. ¿Entonará el mea culpa la prensa por generar odio constantemente y fomentar los peores instintos de la raza humana? Lo dudo.  Los medios catalanes usarán su patente de corso e insulto para agraviar al portugués y crear en la sociedad la idea de que hay que odiar a este personaje público  porque se lo merece y algo habrá hecho, idea que calará como lo hacen los prejuicios y peores instintos como el racismo o la violencia, que a fuerza de ser repetidos se convierten en una realidad palpable. En este país ya no nos sorprende nada y no faltarán los débiles morales que justificarán el intento de asesinato: “Porque Mou es muy polémico y se lo ha buscado con sus declaraciones”. Ya hay quien dice que no fue un intento de agresión. No claro, fue una ofrenda floral con vizcaínas afiladas no te digo.

Por mi parte la reflexión es clara: Antes le digo a mi suegra que estuve cinco años en la cárcel a que estudié periodismo. Lo primero es mucho menos embarazoso y requiere menos explicaciones. Además no quiero que nadie me acuse de ser cómplice de una sociedad en la que hay días en los que te dan ganas de desear no pertenecer a la raza humana.  Por periodismo como el de Ana Rosa Quintana o el semillero de odio del diario Sport me pregunto, no ya si estudiamos la misma carrera, sino si esos periodistas y yo pertenecemos a la misma especie evolutiva.